martes, 1 de noviembre de 2016

Al fatigado de Rodolfo Hinostroza




El que está sobrio
Vuélvese a la madera de los sueños. Ya ha conocido
El olor del catafalco, ya ha madurado a la luz de la luna,
Ya ha interrogado a las largas túnicas de los peregrinos.

Vuelve a no saber nada el que está sobrio

Sabe que el mundo gira y que florecen
Huesos putrefactos. Sabe que se repite el ciclo de las
Estaciones
Y que las estrellas cambian de lugar. No sabe nada
El que está sobrio.

                    No obstante
Ha entrado en los burdeles de mirra y de cal viva,
Ha lavado las pústulas a aquel que fuera herido en su
presencia,
Ha ganado dineros y ya son varias las veces
Que ha embarazado a su mujer.

                (Un cielo de azucenas
por todo lo perdido. Las amistades fieles por todo lo
perdido,
las grandes mesas, los manteles largos y la cuchillería
por todo lo perdido. La solidez del cuerpo por todo lo
perdido.)

El que está sobrio y permanece fiel a sus medidas
Contra el ocio y los sucesos feos como pinzas de cangrejo,
Hoy ha encontrado que no sabe nada
Y que tampoco sabemos más que él los desgraciados.

                    Bebe
Trozos de luna, espanta a los mosquitos de colores
Y penetra en la alcoba brillando como un río.