Vendrá
la muerte y tendrá tus ojos
-esta
muerte que nos acompaña
de
la mañana a la noche, insomne,
sorda,
como un viejo remordimiento
o
un vicio absurdo-. Tus ojos
serán
una vana palabra,
un
grito acallado, un silencio.
Así
los ves cada mañana
cuando
sola sobre ti misma te inclinas
en
el espejo. Oh querida esperanza,
también
ese día sabremos nosotros
que
eres la vida y eres la nada.
Para
todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá
la muerte y tendrá tus ojos.
Será
como abandonar un vicio,
como
contemplar en el espejo
el
resurgir de un rostro muerto,
como
escuchar unos labios cerrados.
Mudos,
descenderemos en el remolino.
Versión
de Carles José i Solsora