lunes, 11 de abril de 2016

Tuitear a lágrima viva de Horacio Warpola




Tuitear a chorros.
Tuitear la digestión.
Tuitear el sueño.
Tuitear ante las puertas y los puertos.
Tuitear de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del Tuiter.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Tuitear las veredas y los paseos,
y salvarnos, a 140 caracteres, de nuestro TL.
Asistir a los cursos de antropología,
tuiteando.
Festejar los cumpleaños familiares,
tuiteando.
Atravesar el África,
tuiteando.
Tuitear como un cacuy,
como un cocodrilo…
si es verdad
que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de tuitear.
Tuitearlo todo,
pero tuitearlo bien.
Tuitearlo con la nariz,
con las rodillas.
Tuitearlo por el ombligo,
por la boca.
Tuitear de amor,
de hastío,
de alegría.
Tuitear de frac,
de flato, de flacura.
Tuitear improvisando,
de memoria.
¡Tuitear todo el insomnio y todo el día!