senda
humeante
sin
señalizar
de
andar bacheado
pero
con dicha
un
pecho redondo y hueco
como
nunca hayan visto
abarca
sentidos contrarios
(a
menudo al del reloj)
despereza
el olfato y
nubla
la vista
el
oído se vuelve interno
(recitante
oscuro
en blanco y
repetitivo)
las
manos atadas al
regusto
de los objetivos perdidos
indulgente
con la madre
temeroso
del habitante de
arboledas
de cemento donde
por
flores las ventanas
posados
pájaros testigos del
fornicio
aplazado hasta un
encuentro
imposible de
cuerpos
distantes por
estar
uno dentro del otro y
viceversa
pero no al contrario
un
mar de dudas
ahogarse
en palabras
intentando
no ahogar
la
palabra.