al paraíso irrespirable
la ardorosa helada inmovilidad
Blanca Varela
Uno lo extraña todo,
hasta la barbacoa del domingo. El viejo trolebús que cruzaba por San Juan de
Letrán.
Las palmeras que
entonces fraccionaban el tiempo del verano, se fueron con el aire.
En esta capital de la
Isla 50 no existen las palmeras. Las jacarandas son un remedo de árbol y es
mentira que aquí haya nacido todo.
Aquí no hay pan.
Miasmas que son culebras envenenan el aire, asfixian a los niños.
No se filtra la luz a
las 6 de la tarde. No se escuchan jamás campanas de una iglesia.
No puedo perdonarlos.
No voy a perdonarme nunca.