martes, 20 de septiembre de 2016

VI de Gabriela Cantú


Los avances científicos prometen —en un plazo
no muy largo— abrir una puerta en el tiempo. Esto
es, viajar hacia atrás y hacia delante. Si vive
lo suficiente tal vez mi amiga logre hablar con
su amado quien murió justo un día que iban
a verse. ¿Para qué otra cosa quisiera alguien
volverse en el tiempo? ¿Para qué cruzaría yo
túneles luminosos o llenos de sombras, o puentes
que atraviesan ríos como mares; para qué andaría
sobre lomos de criaturas indescriptibles o a bordo
de naves tan delgadas como vajilla china; para qué
dejaría caer mi cuerpo sobre una cama de nubes
cuyo fondo crece sin cálculo exacto; para qué
arriesgaría cruzar esa puerta si no fuese para
encontrarme contigo?