al filo de mi cervical
y no se rompe
pero tengo la impresión
de que traspasa
la capa más gruesa de mi
dermis
y no se rompe.
La postura,
es más que un sentir entre
opciones,
más que la animada
discordancia,
más que una graciosa pose
al natural;
es aquello que logra mi
espalda
cuando tu mirada se cruza
con mis senos
y los levanta:
magia.
La postura es lo
incorregible
lo necio
lo que saca de sí
en ciertas discusiones,
impedida
y recuperada
a la tercera copa de coñac.
A veces,
cuando un alguien
incursiona en la prohibición
de mi postura,
consiento que le muerda un
poco a mi conciencia
porque es un gusto gozoso
sentir tanta culpa
sentir tanta pulpa
servir tarta en vulva
seducir a Martha en Rusia
y así en sucesivo.
Mi postura de hoy
se asemeja a la de un pony
estoy en cuatro
calmada, diligente,
permisiva
abriendo las aguas en tu
nombre
sintiendo la cervical
reacomodarse
y aún no se rompe.