que
parte la mano
me
maravilla el balón
que
sale del suelo disparado.
Todos
lo vimos atravesar
el
ángulo preciso y cruzar el espacio.
Nunca,
ni el globo, ni el avión,
ni
el pájaro o la flecha
partirán
tan llenos de milagro.
Todavía
lo siento en el pie:
ya
está entre esas redes
creadas
por dos piedras.