¡Qué
dolor debe dar
ser
siempre Ford!
Ser
Ford...
Y
no ser un alado Packard,
un
soberbio Lincoln,
un
trompudo Renault,
o
un ancho Cadillac.
Ser
Ford,
ser
siempre hojalata.
Y
que todos digan:
-ahí
va un Ford. Como quien dice:
-Ahí
va un cualquiera.
¡Y
saber en lo íntimo
de
las bujías y del carburador,
que
se es automóvil como los otros autos,
y,
a lo mejor, mejor!...
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