Los
testigos me acusan:
de
que Adán haya aceptado una manzana teniendo el
árbol a la mano
de
envejecer a Caín sin haber conocido un brazo
izquierdo
de
marcar en el talón de Aquiles debilidad y en Sansón
hacerlo al revés.
de
que la Venus de Milo prohibiera a sus amantes a
soñar
de
desvestir la Mona Lisa y cortar en trozos su deseo
de
que sin motivo aparente Sócrates todo lo ignorara
de
robarle toda la blancura al cuervo en el diluvio
de
la memoria que tuvo el unicornio en el arca
de
que el águila haya cambiado su trono por un nopal
de
que Herodes y Pilatos hayan perdido el tiempo en
inventar el tenis
de
que el león no quiera que sus hijos tengan su misma
condición
de
que la paloma de la Paz no se canse de pintar las
paredes de rojo
y
de lo que falta de tus faltas que aquí no se mencionan
por ser obvias
Yo
manifiesto que en este mundo por pequeñeces a
nadie se condena.