Porque
sabe cuánto la quiero y cómo hablo de ella en
su ausencia,
la
nieve vino a despedirme.
Pintó
de Brueghel los árboles.
Hizo
dibujo de Hosukai el campo sombrío.
Imposible
dar gusto a todos.
La
nieve que para mí es la diosa, la novia,
Astarté,
Diana, la eterna muchacha,
para
otros es la enemiga, la bruja, la condenable a la hoguera.
Estorba
sus labores y sus ganancias.
La
odian por verla tanto y haber crecido con ella.
La
relacionan con el sudario y la muerte.
A
mis ojos en cambio es la joven vida, la Diosa Blanca
que
abre los brazos y nos envuelve por un segundo y se marcha.
Le
digo adiós, hasta luego, espero volver a verte algún día.
Adiós,
espuma del aire, isla que dura un instante.