Libera la imagen que regresa cuando cierras los ojos.
Improvisa, piensa en los implantes, en la memoria, aléjate y recuerda otro
tiempo, el que invade la piel con desproporción.
El olvido es frío
como un metal que no puede distenderse.
Ya no hablas porque
cada sonido se adhiere a otro, quedan el frágil destello y el aroma fugaz de la
tarde. Decides salir de ti, ya no es necesario pronunciar palabras, observas
los rumores, lo evidente.
La vida es una
repetición.
Todo está dentro.
Se reparten los gestos, se escala al conversar. Es tu forma de existir.