El llanto de un animal no me
deja
se filtra desde algún
departamento vecino
miro el monitor, paso una y
otra vez las imágenes
prácticamente iguales, una
cara de mujer madura
la diferencia es una mueca
casi imperceptible
el llanto del animal es más
fuerte
me asomo al pulmón del
edificio y no se ve nada
se escucha el llanto agudo
vuelvo a mi silla y miro la
cara
paso las fotos de nuevo y no
me doy cuenta
si es mejor que sonría
apenas
me paro, me estiro y el
llanto del animal marca el ritmo
miro la cara desde donde
estoy
qué raro, desde lejos
cambia, la mirada parece amenazante
vuelvo a la silla, perdí el
rumbo del día número 7 del mes número 6
no almorcé y ya es tarde
para hacerlo, tendré que asumir que este día
tendrá una comida menos
y un factor externo clavado
en el centro,
vuelvo al pulmón
me asomo
el viento me confunde, no sé
ni siquiera
desde que lado viene el
llanto
alguien grita que callen al
animal
el animal deja de llorar
durante unos segundos y aúlla con fuerza
suena el teléfono, atiendo
mi madre me pregunta como
estoy y se horroriza por el llanto
propone que hablemos
después, corta
antes dice: pobre animal y
no sé qué del mundo
cierro los ojos y la cara de
la mujer aparece intacta en mi memoria,
ya está, ya es parte de lo
que voy a recordar
me siento al borde del
pulmón
acompaño al animal, pienso
si estará atrapado,
sintiendo dolor físico o
simplemente solo
suena el teléfono de nuevo,
pero no atiendo
voy a la cocina, enciendo la
hornalla
miro el fuego, el animal
deja de llorar de golpe
apago y me arrepiento
que venga un resplandor, que
venga ahora,
pasan las horas y a veces
es difícil organizarse.