martes, 27 de septiembre de 2016

Algodón de azúcar de Edward Hirsch




Cruzamos por el puente del río Chicago a pie
en lo que resultaría una última vez,
yo comía el aire dulce de un algodón de azúcar
esa azulada luz hilada de la nada.
Fue apenas un instante, de verdad, nada más,
pero quedé extasiado ante los firmes cables
del puente sosteniéndonos
y enredados mis dedos entre los largos
y finos dedos de mi abuelo,
un hombre viejo del Viejo Mundo
que hace mucho se hundió en la inmensidad.
Y me acuerdo de ese niño de ocho años
saboreando la dulzura del aire,
que ahí sigue pegada a mi boca
y desparece al respirar. ~




Versión de Pedro Serrano