viernes, 29 de julio de 2016

Poema de amor de José Agustín Solórzano



me molesta
siendo sinceros
la gente
            a todas horas
preocupada por el amor

el egoísmo rampante
que busca compasión y orgullo
que se prende como bicho mordelón
de cualquier vena

el amor
siendo honestos
vive de la sangre
de amamantarse de la teta hinchada
de nuestros temores más húmedos

yo no soy partidario del amor
ese boquiabierto cebo para las tristezas
y aún así lo padecí, lo padezco todavía
y duele como la parte más dura y larga
como una navaja que enterramos
en piel ajena

duele el amor
ese agujero sucio
en el que entramos a beber
y a saciar nuestras hambres sin dientes

porque ya lo dicen los muchachos
que construyen casas
habitables, por supuesto
albañiles creo que les llaman:
el chimuelo dicen ellos
ese de nuestra entrepierna
pobrecito
quiere masticar y morder
la carne ingrata de quién sabe qué asesinas
y filosas carnes de mujer

pobrecito
pobre chimuelito
yo también a veces
lo acaricio y me dan no sé
ganas de llorar
y creer que el amor es esa cosa
a la que de alguna manera
nos hemos acostumbrado

muertos de algo que no es herida
sino ganas de herir a alguien
cansados de morder el tiempo
y apretar los dientes
para aguantar         sin gritar
la inyección de la muerte
en nuestra nalga izquierda

y a esos dientones que hablan del amor
como si cualquier cosa
los quisiera ver mordiendo la carne
cosiendo con sus venas un suéter
parando el hilito con saliva
para que entrara en la aguja
con la que inútilmente intentarán
dar forma a los temblores
a la antigua necesidad de no estar solos

y cuando vengan con sus lágrimas
de agua de alcantarilla a decirme

“me quiero morir”

les diré:
quién está muerto aquí
nadie
y eso es lo malo
que la vida duele
que la vida está tejiendo y destejiendo
nuestra mortaja
y ve tú a saber cuándo acabe, la pendeja