He aquí un guante negro de
mujer.
Debe haber significado algo.
Un considerado extraño lo
dejó
sobre el buzón rojo de la
esquina.
Por tres días el cielo
estuvo agitado,
luego, hoy día, cayeron
algunos copos de nieve
sobre el guante que alguien,
en el intertanto, había dado
vuelta,
de modo que sus dedos podían
cerrarse
un poco... sin formar un
puño todavía.
Yo, en tanto, esperé, con la
noche que venía.
Algo me dijo que no me
moviera.
Aquí donde las llamas se
alzan de los tarros de basura,
y los sin casa duermen de
pie.Twittear